RETO +400 Km/h (15)
Viernes, 08 de agosto de 2025
A veces dialogamos con Príncipes y otras veces toca barrer las instalaciones.
La vida te lleva por muchos caminos, pero hay algunas circunstancias que son las que marcan tu vida y marcan tu personalidad.
Para conocer el valor de las cosas, hay que trabajarlas desde toda su cadena de valor. Yo fui (bueno, y soy) mecánico...y lo primero que me enseñaron mis jefes, mi cuñado Antonio Velduque (QEPD) y mi "segundo padre" Pepe Fuertes en aquel pequeño taller en la Ermita de Torrent, fue el orden y la limpieza. (Para una próxima publicación buscaré fotos de aquella época).
Todos los días recogía las herramientas y todas las semanas antes de salir del trabajo el sábado a mediodía, barría y limpiaba todo el taller, para que a la vuelta el lunes, todo estuviera en orden para iniciar el trabajo de nuevo con la máxima pulcritud posible.
Hoy en día, sigo haciendo lo mismo. Aunque se supone que mi roll en la cadena de valor de mi empresa debería ser otro, siempre encuentro el tiempo y el momento para limpiar la herramienta y las instalaciones, porque al final son algunos de los valores que me inculcaron mis primeros jefes.
Recuerdo la mayor y mejor anécdota que marcó mi vida en aquella época, la cuento en todas mis conferencias y os la voy a contar hoy también aquí:
Aquellas jornadas de medio día de trabajo (12 h. diarias jeje) nos llevaban a tomar un tentempié a media tarde, y era yo quien con 15/16 años salía a comprar la merienda, y como era la época de la adolescencia, pues me daba cierta vergüenza que alguna chica me pudiera ver con el mono lleno de grasa del trabajo. Un día al regreso de la compra, mi jefe Pepe Fuertes, me vio cambiarme de ropa y me dijo con voz seria:
Pepe:
¿Qué haces?... ¿Qué tienes en tus manos?
Y yo me quedo mirando mis manos pensando en todo lo imaginable y digo: "Nada"
Y Pepe me vuelve a preguntar: ¿Llevas las manos manchadas de sangre? ¿Has matado a alguien? ¿Llevas joyas o dinero robado?
Y yo estupefacto ante las preguntas, le digo: "Noooo, !! Llevo grasa¡¡"
Y me respondió: "Pues si no eres un asesino ni un ladrón, y eres un trabajador, nunca en la vida te avergüences de lo que haces. Ser un buen trabajador honrado no es ninguna vergüenza para que te estés cambiando de ropa cuando salgas a la calle".
La mayor lección de vida que recibí nunca.
Por eso nunca me avergüenzo de mi trabajo ni de lo que hago porque lo hago con la cabeza bien alta y con toda la honradez y el sentido común que la vida me permite. Puedo arrepentirme de otras cosas en mi vida, pero nunca me puedo arrepentir de haber dado todo lo que había en mí con honradez y dignidad para conseguir mis objetivos.
Y voy a terminar de barrer y de recoger las cosas que ahora tocan unos días de descanso como espero que también podáis disfrutar todas las personas que leen mis comentarios. Y los que no me leen, también, jeje.
A finales de mes volveré con muy buenas vibraciones...no os lo perdáis.
Un fuerte abrazo a todos y felices vacaciones.
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